Producción Audiovisual y Editorial
Nuestro Mundo Maravilloso
© Juan José Segura Pastor
Gracias a mi amigo Ximo Estevan, apicultor aficionado,
pude acercarme con la cámara a sus colmenas y tomar
unos planos para descubrir la asombrosa sociedad de la
abejas.
La abeja de la miel es uno de los pocos insectos que el ser
humano puede criar para su propia utilidad. También es
uno de los pocos insectos sociales cuyas colonias
sobreviven por muchos años ya que gracias a la
estructura de las colmenas y al acopio de alimentos
logran pasar los duros meses de invierno.
Aleteando 180 veces por segundo son capaces de alejarse
de la colmena entre 3 y 5 kilómetros polinizando
jardines, huertos, cultivos y hábitats naturales mientras
recogen el polen y el néctar. En sus viajes de recolección
cargan el polen en las patas y el néctar en sus estómagos
aprovechando al límite el viaje de vuelta. Entre ellas se
comunican con su especial danza con la que indican a sus
compañeras en qué dirección y a qué distancia está la
fuente de alimento.
Que las abejas son unas currantes sensacionales es de
dominio público, pero lo que no todo el mundo sabe es
que son capaces de sintetizar todos estos materiales:
•Cera. Con la que construyen las colmenas con celdas
perfectamente hexagonales. La producen las obreras
jóvenes (entre 10 y 12 días de edad) a partir de la miel
mediante 4 pares de glándulas cereras situadas en el
abdomen. Los seres humanos la utilizamos para miles de
usos, el más importante quizás sea la velas con los que
nos hemos alumbrado durante gran parte de nuestra
historia.
•Propóleo. Es una mezcla resinosa que procesan a partir
de resinas de diferentes árboles y que sirven para sellar
los huecos de la colmena. Esto sí que me asombró. A mí
me sonaba el propóleo de esas pastillas que están de
moda para cuando nos duele la garganta. Pero las abejas
son capaces de tapar agujeros y sellar las ranuras de la
colmena para evitar las corrientes de aire. Incluso son
capaces de usarlo para momificar y evitar la putrefacción
de los depredadores que entran en la colmena y después
de darles muerte con sus aguijones no logran sacarlos de
la misma por su tamaño.
•Miel. Es uno de los alimentos principales de la colonia.
Lo obtienen a partir del néctar recolectado que pasa de
un estómago a otro de las obreras y es almacenado en las
celdas de la zona melífera de la colmena. Gracias a estas
acciones se evapora humedad sobrante transformándose
en miel y es en ese momento cuando las obreras cierran
las celdas con cera para su perfecta conservación. Ni que
decir tiene el uso que le damos nosotros a la sabrosa miel.
•Jalea real. Es una masa ácida y viscosa que segregan las
obreras jóvenes (entre 5 y 15 días) por sus glándulas
hipofaríngeas situadas en la cabeza. Contiene un
suplemento dietético estimulante de la fertilidad, así
como vitaminas B. Es el alimento mágico de las abejas.
•Pan de abeja. Lo realizan a partir del polen. Es uno de
los alimentos más ricos y naturales, y contiene los
componentes nutricionales que las abejas requieren:
azúcar, carbohidratos, proteínas, enzimas, vitaminas y
minerales. Una vez que las abejas pecoreadoras traen el
polen y lo depositan en las celdas habilitadas para ello, las
obreras lo comprimen y realizan una fermentación láctea
produciendo el pan de abeja que será el alimento de las
crías. Algunos apicultores son capaces de recoger el polen
de las patas de las abejas, con unas rejillas especiales, para
el consumo humano.
Es de todos conocido, también, que dentro de la colmena
existen tres estatus diferentes: la reina, las obreras y los
zánganos. Pero lo verdaderamente asombroso es cómo y
quién reparte esos papeles en la sociedad abejil.
Los zánganos
Para empezar los machos, es decir los zánganos, nacen de
huevos sin fecundar mediante un proceso llamado
partenogénesis. Por ello tienen 16 cromosomas y mientras
que las hembras 32. Estos zánganos, que son de mayor
tamaño que las obreras, tienen una sola tarea que
cumplir: proveer espermatozoides a la reina. Los
zánganos copulan en vuelo y mueren poco después de
fertilizarla. Algunas colonias de abejas de la miel
expulsan a los zánganos que sobreviven al vuelo nupcial
durante el invierno, cuando los alimentos son limitados.
Unas pocas decenas de zánganos son suficientes para una
colonia de miles de abejas.
Analicemos bien esta situación, en la mayoría de las
especies animales de reproducción sexual , si desaparecen
los machos, la especie desparece con ellos, pero en las
abejas si desaparecen los machos, ya no podrán fecundar
a la reina y por tanto los huevos estarán sin fecundar y
por ello volverán a nacer machos y todo comienza de
nuevo. ¡No es asombroso! Mejor no entraré a analizar
filosóficamente este hecho.
Las obreras
Las hembras son las obreras, de ellas depende todo el
trabajo. Se dedican a la construcción de la colmena (abejas
constructoras), a su defensa, cuidado y ventilación (abejas
guardianas), al acopio de materiales y producción de
alimentos (abejas pecoreadoras) y al cuidado de las
larvas y de la reina (abejas nodrizas). Con tanto trabajo
apenas logran vivir seis semanas. Puede parecernos que
las obreras son las esclavas de la colmena pero nada más
lejos de la realidad. Luego volveremos sobre ellas para
decidir sobre este aspecto.
La reina
Ahora vamos a la que parece ser la abeja más importante
de la colmena: la reina. Es la de mayor tamaño y solo
existe una en cada colmena. Es capaz de crecer al doble de
velocidad que las obreras y vive un promedio de dos a
tres años aunque algunas pueden llegar a los cinco años.
Es la responsable de producir hasta 2.000 huevos en un
solo día. La abeja reina se aparea durante el vuelo nupcial
con varios machos. Estos zángano montan a la reina
encajando su endofalo para eyacular el esperma. Cuando
se separan, pierden su endofalo y mueren. La reina es
capaz de guardar millones de espermatozoides en su
espermateca durante años y por tanto puede ser
suficiente un solo vuelo nupcial en su vida. También es
capaz decidir el sexo de sus crías fertilizando o no el
huevo cuando pasa por el ovario hacia el oviducto. Los
huevos fertilizados llegan a ser obreras mientras que los
huevos no fertilizados se convierten en zánganos. Las
obreras pueden poner huevos infértiles que siempre serán
zánganos.
Pero ¿de dónde sale la reina? Todas las obreras son hijas
de la reina y por tanto de familia real y merecedoras del
trono. Cuando las larvas salen de los huevos a los tres
días, las obreras nodrizas las alimentan con jalea real
durante los dos primeros días. El resto de su crecimiento
hasta la fase de operculado (6 días más) son alimentadas
con una mezcla de miel y pan de abeja denominada
papilla alimenticia. Cuando las obreras deciden que su
reina está vieja para las labores reales, o simplemente la
reina muere o desaparece, las obreras elegirán una de las
larvas y la alimentarán con jalea real durante toda la fase
de larva. Posteriormente cerrarán el alveolo con una
especie de cúpula con forma de bellota creando así un
aposento real que luego vigilarán y cuidarán
minuciosamente. Dieciséis días más tarde (después de las
fase de operculado y pupa) nacerá una reina que será
alimentada durante toda su vida con jalea real y se
convertirá en la nueva proveedora de los huevos de la
colmena.
Sí, así es: son las obreras las que deciden cuando nacerá
una nueva reina y la poción mágica para que esto sea
posible es la jalea real.
Y ahora podéis decidir vosotros:
¿Es mejor vivir una larga y aburrida vida dedicada a
poner huevos sin descanso o quizás prefiráis una corta
pero apasionante vida llena aventuras, trabajos y
decisiones?
Para más información sobre los parásitos de la abejas:
http://www.uco.es/dptos/zoologia/Apicultura/Enfermeda
des_abejas/pato_adu2.htm
http://www.oie.int/fileadmin/Home/esp/Media_Center/do
cs/pdf/Disease_cards/BEES-ES.pdf
http://api-cultura.com/control-integrado-de-varroa/
LA ASOMBROSA VIDA DE LAS ABEJAS