© Juan José Segura Pastor

Reportaje: El Glaciar Jostedalsbreen

Este verano hemos tenido la oportunidad de explorar uno de los países más salvajes de Europa: Noruega. Entre los muchos ecosistemas escandinavos visitados, quizá, el más espectacular ha sido el Glaciar Jostedalsbreen, el más grande de la Europa continental. Pudimos recorrer una mínima parte de sus 487 kilómetros cuadrados a través de su ramal Nigardsbreen. Esta lengua de hielo, que baja del glaciar con movimientos imperceptibles, desemboca en un lago alpino de gélidas aguas. Los glaciares se forman en  zonas de montaña con importantes precipita-ciones de nieve. Nacen por encima de la cota de las nieves perpetuas y su crecimiento tiene lugar en función de la cantidad de nieve caída. La gran masa de nieve depositada durante siglos ejerce una altísima presión que la convierte en hielo y aprovechado los valles fluviales que bajan de la montaña comienzan a fluir enormes lenguas de hielo hasta los valles (ésta por la que subimos es la denominada Nigardsbreen). Estas masas de hielo de decenas de metros de grosor bajan como sólidos quebradizos con ese aspecto tan característico de grietas, agujeros y peligrosas trampas para el montañero. Los crampones y el piolet son de dos de los elementos fundamentales a la hora de explorar un glaciar. Estamos andando sobre una superficie helada e inclinada. Nunca se debe dejar nada al azar. Los crampones son suelas de metal con diez pinchos en la parte inferior y dos delanteros de unos 10 cm de largo. Otro de los elementos básicos para explorar un glaciar son los arneses y las cuerdas. El grupo debe ir perfectamente encordado para formar un todo continuo que evitará que cualquier miembro pueda deslizarse por una grieta o agujero. Debemos mantener la distancia con nuestros compañeros para que la cuerda permanezca semitirante y en caso de caída pueda ser amortiguada. Es indispensable que nos acompañe un guía experimentado.   Con el calentamiento global, en el que estamos imbuidos, el volumen de los glaciares mundiales ha disminuido en casi todo el mundo. Pero tenemos la excepción de Escandinavia en donde su volumen no solo no disminuye, si no que ha aumentado en los últimos 40 años y eso nos da un balance positivo a los europeos en cuanto a superficie de hielo creada (a pesar que en los Alpes sí que ha disminuido el volumen de hielo). Fotografiando la belleza de este paisaje helado llama la atención que la blanca superficie del glaciar está cubierta por un polvo de color oscuro que quiebra su uniforme claridad. Incluso parece sucio. Preguntado a nuestro guía nos explicó que no se trata de contaminación, son depósitos de las rocas basálticas de las montañas colindantes que el viento y las heladas arrancan y depositan sobre el glaciar y sus hielos perpetuos.

Reportaje: El Glaciar Jostedalsbreen

Este verano hemos tenido la oportunidad de explorar uno de los países más salvajes de Europa: Noruega. Entre los muchos ecosistemas escandinavos visitados, quizá, el más espectacular ha sido el Glaciar Jostedalsbreen, el más grande de la Europa continental. Pudimos recorrer una mínima parte de sus 487 kilómetros cuadrados a través de su ramal Nigardsbreen. Esta lengua de hielo, que baja del glaciar con movimientos imperceptibles, desemboca en un lago alpino de gélidas aguas. Los glaciares se forman en  zonas de montaña con importantes precipita-ciones de nieve. Nacen por encima de la cota de las nieves perpetuas y su crecimiento tiene lugar en función de la cantidad de nieve caída. La gran masa de nieve depositada durante siglos ejerce una altísima presión que la convierte en hielo y aprovechado los valles fluviales que bajan de la montaña comienzan a fluir enormes lenguas de hielo hasta los valles (ésta por la que subimos es la denominada Nigardsbreen). Estas masas de hielo de decenas de metros de grosor bajan como sólidos quebradizos con ese aspecto tan característico de grietas, agujeros y peligrosas trampas para el montañero. Los crampones y el piolet son de dos de los elementos fundamentales a la hora de explorar un glaciar. Estamos andando sobre una superficie helada e inclinada. Nunca se debe dejar nada al azar. Los crampones son suelas de metal con diez pinchos en la parte inferior y dos delanteros de unos 10 cm de largo. Otro de los elementos básicos para explorar un glaciar son los arneses y las cuerdas. El grupo debe ir perfectamente encordado para formar un todo continuo que evitará que cualquier miembro pueda deslizarse por una grieta o agujero. Debemos mantener la distancia con nuestros compañeros para que la cuerda permanezca semitirante y en caso de caída pueda ser amortiguada. Es indispensable que nos acompañe un guía experimentado.   Con el calentamiento global, en el que estamos imbuidos, el volumen de los glaciares mundiales ha disminuido en casi todo el mundo. Pero tenemos la excepción de Escandinavia en donde su volumen no solo no disminuye, si no que ha aumentado en los últimos 40 años y eso nos da un balance positivo a los europeos en cuanto a superficie de hielo creada (a pesar que en los Alpes sí que ha disminuido el volumen de hielo). Fotografiando la belleza de este paisaje helado llama la atención que la blanca superficie del glaciar está cubierta por un polvo de color oscuro que quiebra su uniforme claridad. Incluso parece sucio. Preguntado a nuestro guía nos explicó que no se trata de contaminación, son depósitos de las rocas basálticas de las montañas colindantes que el viento y las heladas arrancan y depositan sobre el glaciar y sus hielos perpetuos.